miércoles, 9 de julio de 2008

"No recomendaría un cabernet o merlot español"


ANDREAS LARSSON MEJOR SUMILLER DEL MUNDO
«No recomendaría un cabernet o merlot español, sino un tempranillo, un albariño o un monastrell»
Larsson afirma que «las regiones que tienen tradición deben dar gracias a Dios por tener un tesoro tan grande»
A. GIL
Andreas Larsson: Trabaja, a veces, en el restaurante PM&Vänner (Växjö, Suecia). Asesora enológicamente a unas líneas aéreas, colabora con muchísimas publicaciones de todo el mundo e imparte conferencias: «Duermo poco, paso mucho tiempo en los aviones, pero conozco a mucha gente, muchos restaurantes y enseño en escuelas a gente joven, algo que me encanta», según sus propias palabras.
Andreas Larsson es el mejor sumiller del mundo, título logrado en el 2007 en la Isla de Rodas (Grecia). Colecciona galardones, como los de mejor sumiller de Suecia de los años 2002, 2003 y 2005 o el del campeonato de Europa en el 2004. Se define como un «apasionado con mayúsculas del vino»; la semana pasada visitó Bodegas Ontañón (Logroño) y participó en el programa de Punto Radio, Vivir para Comer. Enamorado de los vinos en general, confiesa debilidad por los franceses, algunos Riojas -«aprendí a beber vinos con Burdeos y Riojas»-, Jerez y los champañas.
- ¿Cómo se consigue ser el mejor?
- Lo primero hay que estar un poco loco y beber y estudiar muchísimo. Una parte del concurso es técnica y requiere conocimientos de historia, tradiciones, leyes, cultivo, enología... y lo mismo sobre otras bebidas como cafés, cerveza u otros alcoholes. También hay que educar los sentidos para hacer frente a catas ciegas y en la parte práctica del concurso tienes que actuar de cara al público, con presentaciones y comunicaciones que, en definitiva, te convierten en un pequeño actor.
- ¿Qué ambiente se respira en el concurso mundial de sumilleres?
- Hay muchísima competitividad. Primero hay que ser el mejor de cada país. En este último concurso hubo competidores de 47 países y la presión es enorme: te enfrentas en una semifinal de dos días, que sólo pasan los mejores. En la final, los tiempos son limitados, lo que presiona muchísimo, y estás de cara al público, lo que lo hace más complicado, aunque también ayuda cuando sientes su apoyo.
- ¿Qué es el vino para usted?
- Es una pregunta muy difícil. Para mí no hay nada en el mundo que te permita experimentar tantas cosas. Con el vino conozco el mundo, la cultura y la historia de las regiones y los países, es decir, consigo experiencias únicas.
- ¿Refleja el vino la personalidad de quien lo hace?
- Siempre. Incluso puede expresar más de la persona que del propio suelo.
- ¿La honestidad también se expresa?
- Sí. No todos los vinos pueden ser maravillosos, pero sí bien elaborados y entonces son honestos. Hay también vinos muy caros fantásticos, pero la honestidad no está sólo en la excepcionalidad.
- ¿Hay demasiado marketing?
- Hay una serie de vinos de élite que no necesitan marketing porque por su propia reputación se venden solos, pero también hay un volumen importante de vinos de calidad que hace falta venderlos. El marketing no es negativo mientras no remplace la calidad.
- ¿Por qué aconseja un vino u otro?
- En primer lugar porque me gusta. Hablábamos antes de honestidad y no recomendaría nunca un cabernet sauvignon o un merlot español, sino un tempranillo, un albariño o un monastrell, por ejemplo. Las regiones que tienen tradición la deben mantener y dar gracias a Dios por tener un tesoro tan grande. Luego está la relación calidad/precio, que es muy importante, y también, lógicamente la comida que acompaña y los gustos del cliente.
- ¿Cómo llegó al mundo del vino?
- (Entre risas) Yo era chef de cocina (con una carrera muy prometedora, por cierto), pero me gustaba más viajar y conocer vinos que fregar los platos.
- ¿Qué opina de la gastronomía española?-
Me encanta y, sobre todo, las tapas y el jamón, aunque aquí en Rioja creo que comen demasiado cordero.
- ¿El vino es soñar?
- Los sueños son importantes y el vino también lo es.-
¿Sirve para enamorar?
- (Risas). Bueno, a mí eso no se me ha dado mal...